miércoles, 15 de octubre de 2008

Richard Stallman advierte de la trampa de la Cloud Computing

Hace muy poquito hablábamos en un post sobre como Richard Stallman, ese visionario que comenzó hace 25 años el proyecto GNU, tiene la capacidad de ver los problemas 10 años antes que la mayoría de nosotros.

Por esto no nos llamó la atención leer que en un reportaje advertía sobre la trampa de la Cloud Computing, es decir la "computación de la nube", que consiste en esta costumbre que se está arraigando y que consiste en usar servicios web en lugar de aplicaciones instaladas en nuestras computadoras para realizar las tareas cotidianas como enviar y recibir mails (GMail), archivar nuestras fotografías (Picasa), manejar nuestra agenda diaria y de contactos (Google Calendar), editar nuestros documentos de texto, hojas de cálculo y presentaciones (Google Docs), chatear (GTalk, Meebo), mantener tus videos (YouTube, Google Video), proximante en navegadro web para tu computadora (Google Chrome) y el sistema operativo de tu teléfono celular (Google Android) y muchas otras cosas que da escalofríos pensar, sobre todo por la gran cantidad de estas cosas que empiezan con "G".

Lo desconcertante para nosotros fue que la mayoría de los comentarios se refieren a las palabras de RMS como de un "retrógrado" que usa su correo con EMACS, no compra on-line y que navega por internet pidiéndo por mail las páginas que quiere a un robot para leerlas luego, lo cual es cierto pero no por esto deja de ser una falacia ad hominem.

Resulta que lo que Stallman ve, es el crecimiento del poder y del control de unos pocos grandes, que no solo controlan nuestros datos, sino que además controlan el software con el que manejamos nuestros datos. Esto es peor que el software privativo, porque por más que argumenten que uno puede hacer una copia de seguridad de la información (en los pocos casos en que esto es posible actualmente) de todas formas jamás tendrá el software adecuado para minipular estos datos. Ni siquiera una copia ilegal del software estará disponible si estas corporaciones un día deciden que esto no es más rentable y cierran sus puertas.

Un día, con cara de abuela, leventaremos el dedo para decir "te lo dije", pero será demasiado tarde.

La entrevista original
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